Desafíos de la recolección de polvo y humo en la industria de las energías renovables
La sílice es la base de la mayoría de los paneles solares, y el polvo de sílice se puede crear cuando se cortan las obleas de silicio. La regulación de este polvo es un enfoque reciente de la Administración de seguridad y salud ocupacional (OSHA por sus siglas en inglés). En 2016, la agencia emitió nuevos estándares para controlar este polvo en el lugar de trabajo. La evidencia había estado creciendo durante años que los límites anteriores sobre el polvo de sílice no mantenían a los trabajadores seguros. Las nuevas reglas de OSHA son significativamente más estrictas que las normas anteriores.
Si bien algunos fabricantes de paneles solares ya cumplirán, muchos tendrán que tomar medidas serias para abordar el cambio. El nuevo límite de OSHA para el polvo de sílice reduce a la mitad el límite de exposición permisible (PEL por sus siglas en inglés). El nuevo límite es de 50 microgramos por metro cúbico de aire. Al igual que con la mayoría de los PEL, este límite se mide como un promedio ponderado en el tiempo de 8 horas. Debido a los peligros del polvo de sílice, los fabricantes no pueden conformarse con filtrar aproximadamente el 80% del polvo, como podrían hacerlo con otros polvos. Con la sílice, un fabricante debe apuntar a capturar y controlar al menos el 99.9% del polvo.
La importancia de controlar el polvo de sílice va más allá de cumplir con las regulaciones: el polvo también impacta fuertemente la salud de los trabajadores. Cuando se inhala, el polvo de sílice puede viajar profundamente a los pulmones y causar una serie de problemas de salud. El polvo está implicado en el cáncer de pulmón, así como en la bronquitis crónica y otras enfermedades respiratorias. Con el tiempo, puede dañar otros sistemas corporales, especialmente los riñones. La exposición prolongada puede conducir a la silicosis, una enfermedad grave causada por el daño al revestimiento de los pulmones.
La fabricación de otros equipos de energía renovable también requiere un enfoque en la calidad del aire. La construcción de grandes componentes metálicos para turbinas eólicas, por ejemplo, crea graves humos de soldadura. En particular, la soldadura de acero inoxidable, una práctica común en este comercio, crea humos de soldadura que contienen el compuesto metálico cromo hexavalente. OSHA tiene una regulación específica para esta sustancia debido a su toxicidad bien documentada. Las partículas de esta sustancia son extremadamente pequeñas, debido a las altas temperaturas involucradas en la soldadura. Cuando se inhalan, estas pequeñas partículas pueden viajar profundamente en el cuerpo. El cromo hexavalente es un carcinógeno conocido y, cuando se inhala, se ha relacionado con la incidencia de cáncer. Sin embargo, este compuesto es solo uno de los muchos peligros que viajan en los humos de soldadura. Muchos humos de soldadura también transportan manganeso y berilio, sustancias tóxicas que también están reguladas por las normas específicas de OSHA.
Ya sea que los fabricantes estén construyendo turbinas eólicas o grandes piezas de infraestructura verde, la soldadura de componentes grandes presenta ciertos peligros. Debido a que los soldadores deben moverse a lo largo de un equipo grande, la captura de origen de los humos de soldadura es difícil. Las soluciones de captura convencionales, tales como los brazos de humo y las mesas de corriente trasera, son difíciles o imposibles de emplear en estas situaciones.