Desafíos de la recolección de polvo en la industria agrícola

Las operaciones agrícolas generan una gran cantidad de partículas en el aire, que incluyen polvos minerales, de campo y de granero, paja y polen. Gran parte de estos polvos agrícolas tienen alrededor de 10 micrómetros de diámetro. (A modo de comparación, un cabello humano promedio mide entre 50 y 70 micrómetros de diámetro). Las partículas de ese tamaño pueden moverse más allá de la nariz y la garganta y alojarse en los pulmones, causando un daño respiratorio grave. La exposición prolongada al polvo puede causar muchos problemas de salud, incluida la neumoconiosis, una enfermedad pulmonar que restringe la respiración.

El peligro más agudo del polvo agrícola, sin embargo, es el de la explosión. La acumulación de polvo de grano en una instalación presenta este riesgo crítico que los agricultores han conocido durante años. Si hay suficiente polvo en un espacio cerrado, puede encenderse con una chispa, un cigarro, un rodamiento sobrecalentado o muchos otros pequeños peligros de ignición. Una explosión de polvo de grano puede ser lo suficientemente violenta como para destruir un elevador de grano, un molino u otra instalación similar.

La acumulación de polvo de grano y las fuentes de ignición están reguladas por las normas de OSHA para evitar explosiones. (Ver, 29 CFR 1910.272.) Los empleadores deben minimizar la acumulación de polvo, y el incumplimiento de las regulaciones puede traer multas graves. Generalmente se acepta que una capa de polvo de 1/8 de pulgada de espesor es suficiente para alimentar una explosión.

La Asociación Nacional de Protección contra Incendios extiende estas precauciones más allá de los elevadores de grano y los molinos. Esto incluye cualquier instalación que maneje materiales agrícolas, como “instalaciones que reciben, manipulan, procesan, secan, mezclan, usan, fresan, empacan, almacenan o envían materiales agrícolas a granel secos, sus productos derivados o polvos. . . ”